por Raquel Pozzi
La delación o colaboración premiada en Brasil, resguarda al investigado, acusado o condenado en un acuerdo con el Estado por confesión y/o información relevante que pueda aportar en casos de delitos criminales, no sólo pruebas sino también modus operandi teniendo como objetivo la prevención del delito y la recuperación del producto del delito. Es un acuerdo gestionado por el delator y el agente del Estado (policía o representante del Ministerio Público) No es prueba judicial sino sólo información que requiere de otros elementos probatorios que corroboren la veracidad. El delator sólo actúa bajo sentimiento de arrepentimiento o colaboración con la justicia sin que esto signifique la libertad automática, sino negociación.
En este contexto, Michael Temer de la República Federativa de Brasil, se encuentra inmerso en una profunda crisis política acusado por graves denuncias como: corrupción; Obstrucción a la justicia y organización criminal, una situación por demás turbulenta y engorrosa. Sin embargo el actual presidente no cede ante las presiones políticas, judiciales y sociales ya que solicitó al Supremo Tribunal Federal la suspensión inmediata de la investigación. Desde Petrobras, Odebrecht y la empresa JBS S.A, las multinacionales y los aliados políticos han conformado las más grandes organizaciones criminales económicas por lavado de activos favorecidos por el Estado en las licitaciones públicas a cambio de sobornos millonarios los cuáles son transferidos a Empresas fantasmas.
Sin poder de reacción y escándalo
Desde el Impeachment de Dilma Rousseff no dejaron de resonar las campanas de la desconfianza. Temer asumió bajo maniobras aceitadas por parte de Eduardo Cuhna ex – Presidente de la cámara de diputados para acelerar la destitución de la presidente Rousseff a través del juicio político por emitir decretos que modificaron los presupuestos sin la autorización del congreso. Cuhna fue denunciado por el Supremo Tribunal de Justicia en el marco de la operación “Lava Jato” (auto-lavado o lavado a presión) una de las mayores investigaciones de corrupción llevada a cabo por la Policía Federal, por corrupción y lavado de dinero.
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) se suma a otros partidos involucrados cuyos representantes también se encuentran bajo sospecha como el Partido Social Democracia (PSD) con Fernández Henrique Cardoso; El Partido de los Trabajadores (PT) con Lula Da Silva y el Partido Laborista Cristiano (PLC) con Fernández Collor de Melo.
El escándalo por corrupción no encuentra, en el contexto de la crisis política que atraviesa M. Temer, sucesores posibles en el establishment político brasileño ya que el Presidente de la cámara de diputados Rodrigo Maia está bajo investigación por la causa Odebrecht; el presidente del senado Eunicio Oliveira también sospechado por Lava Jato y más de 250 legisladores implicados por corrupción, por lo tanto en el Poder Ejecutivo y Legislativo soplan vientos huracanados tufarados por la corruptela.
La titular del Supremo Tribunal Federal, Carmen Lucía Antúnes Rocha sería la convocada provisoriamente por 30 días quien tiene la facultad de requerir elecciones indirectas, sin embargo, el enardecido clima social y los manifestantes que han tomado las calles exigen de inmediato elecciones directas.
Mani Pulite
En abril de 1992 el juez Antonio Di Pietro en Italia acusó a Giulio Andreotti y Bettino Craxi, ambos Presidentes del Consejo de Ministros de la República Italiana, por corrupción ampliándose la investigación a centenares de dirigentes y parlamentarios. El “Tangentopolis” neologismo que surgió de la fusión de polis (Estado) y coima que recibían los funcionarios a cambio de contrato en obras públicas generando acaudalados ríos de dineros que eran depositados en el exterior es la inspiración del juez brasileño Sergio Moro quien asume la macro-operación de lucha contra la corrupción iniciada por el juez Teori Javascki (falleció en un accidente de avión en enero del 2017) generador de fuertes avances en la Operación Lava Jato y quien había sentenciado a prisión al senador Delcidio Do Amaral, actuando también en el proceso del impeatchment de Dilma Rousseff, como también la destitución de Eduardo Cuhna.
El actual presidente de la República Federativa de Brasil, Michael Temer, resiste a sabiendas que su situación política se encuentra en la fase terminal, no obstante el tiempo es el mediador que definirá la renuncia o la destitución. Sin sucesores y con funcionarios que en su mayoría son acusados de corrupción no es posible lograr la estabilidad política ni tampoco es claro el mecanismo que ofrece la Constitución brasileña para recuperar la misma.
La economía en proceso de recesión, estancamiento del consumo, caída de los salarios como también la parálisis en el sector privado, el panorama general del gigante Brasil es devastador, sin embargo es el espejo donde deberían mirarse el poder judicial de los estados latinoamericanos que velan por la transparencia de las estructuras políticas. Manos limpias, aparatos políticos transparentes, Repúblicas con independencia de poderes y multinacionales controladas conducirán indefectiblemente a la refundación de Estados nuevos requiriendo de la conciencia crítica de la ciudadanía quien tendrá como deber ejercer el derecho al voto con profunda responsabilidad y sin delegar el honor en quienes son sospechados de no poseerlo.
(*): Profesora en Historia.